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Economía y Comercio

El lema "VTRAQVE VNVM" resalta la unidad entre
los territorios del Imperio en ambos hemisferios


Los caballos, la vid, la rueda, el ganado bovino, ovino y porcino, la metalurgia,
los caminos, puentes, canales y puertos, los hospitales, las escuelas y universidades,
son las principales aportaciones de España a sus dominios.


EL REAL DE A OCHO - LA PRIMERA DIVISA DE USO MUNDIAL - VTRAQVE VNVM - LA HACIENDA DE CASTILLA Y ARAGÓN - IMPUESTOS MUY INFERORIORES A LOS DE HACIENDA HOY - EL ORO DE AMÉRICA - EL BILLÓN DE ORO - COMPETIDORES EXTERNOS - LA LEY DE LA UTILIDAD MARGINAL - PARADOJA DEL VALOR DE JAIME BALMES - ILUSTRACIONES CON MONEDAS

Ocho reales de plata 1497

EL REAL DE A OCHO,
LA PRIMERA DIVISA DE USO MUNDIAL

Creada por los Reyes Católicos, el real de a 8 se acuñó en plata, tanto en Castilla, Aragón o Navarra, como en Hispanoamérica. Los lugares donde se acuñaban se llamaban cecas. A la fecha de la creación del real de a ocho, ya existía la real, moneda así denominada porque era emitida por el rey y no por un señor feudal, obispo o comerciante.
El real era una moneda armada en ocho piezas o partes de unidad, con sus múltiplos de ocho. Funcionaba como base en la conversión de la moneda de plata de a ocho reales. Del real de a ocho original había varias piezas para facilitar los cambios: la moneda del real, las monedas de dos reales, cuatro reales y ocho reales de a ocho. Había reales de oro y de plata, siendo la relación de valor entre ambos metales de 1 de oro por 16 de plata.
Un real valía 34 maravedíes. Un real de a ocho de plata valía 272 maravedíes (8 x 34). Un escudo de oro valía 544 maravedíes (16 × 34) o 16 reales. Un doblón de oro valía como 2 escudos 1088 maravedíes (16 × 34 × 2) o 32 reales.
La imagen de la izquierda corresponde a 8 reales de plata con el escudo de los Reyes Católicos, acuñado en Sevilla. Sin fecha pero posterior a 1497.

Real de a 8, 1782

En 1772, sustituyendo la antigua imagen de Hércules y los Pilares por su perfil regio y añadiendo su nombre, Carlos III de España obligó a que todas las monedas del Imperio se acuñasen en la ciudad de México, logrando así que fueran mucho más uniformes y fáciles de reconocer. Esta reforma monetaria de Carlos III, de 1772, propició que el real de a ocho fuera uniforme y reconocible, lo que, unido a la calidad de la plata, facilitó la confianza de los comerciantes, desde Cantón a Veracruz. El éxito de esta uniformidad quedó patente en China, donde los reales carolinos eran conocidos como “tres pagodas”.
China, la economía más grande del mundo entonces, empezó a utilizar la moneda española como base de su sistema de cambio, hasta convertirse en la unidad de cambio informal del Imperio de la dinastía Qing, y ayudando a encumbrarla como moneda de referencia mundial. Los chinos conocían la calidad de la plata española y podían reconocer el rostro de Carlos III. La garantía de esos dos factores provocaron que la demanda se disparase. La China del emperador Qianlong, se monetizó utilizando el ‘carolus’, evitando la inflación y ayudando a crear el primer proceso globalizador, en los albores de la Era Contemporánea.
La imagen de la izquierda corresponde al anverso de un real de a ocho, la moneda española que dominó las finanzas internacionales.

Real de a 8, reverso, 1782.

La demanda de la moneda española perduró en China incluso después de la caída de la dinastía Qing, en 1911. En su época de máximo esplendor, el real español dominó el comercio de bienes muy demandados en Europa —con China como principal productor de porcelana, té y seda—, siendo la moneda de transacciones mercantiles en extensas regiones del imperio asiático, además de ser la unidad de cálculo en el Delta del Yangtzé, la región más desarrollada de China.
En 1856, marinos mercantes estadounidenses lamentaban que el real se comprase en Shanghai al doble de caro que los dólares mexicanos o estadounidenses, a pesar de que esas monedas americanas tenían la misma cantidad de plata que la vieja moneda del Imperio Español.
Tras 61 largos años de reinado, el emperador Qianlong abdicó en 1796, dejando tras de sí una economía en expansión, una gran prosperidad y una población de más de 332 millones de habitantes. Ese mismo año, Manuel Godoy firmaba con Francia el Segundo Tratado de San Ildenfonso. Se iniciaba un largo proceso de decadencia para ambos imperios, China y España, a pesar de haber ayudado más que nadie a hacer posible la primera globalización.
La imagen de la izquierda corresponde al reverso de un real de a ocho.

Pareja de Tibores de cerámica China, S. XVIII.

¿Cómo pudo un imperio oriental, sin apenas contactos directos, aparte del Galeón de Manila, depender del suministro monetario de otro imperio que dominaba la parte occidental del mundo?
El sistema de intercambios mundial estaba principalmente dominado por los países comerciantes, pero tanto el Imperio Español como China jugaban un papel fundamental. China como principal productor de bienes muy demandados en Europa, como la porcelana, el té o la seda. España, como principal proveedor de plata del mundo, a través de sus minas peruanas y mexicanas. Se estima que, hacia mediados del siglo XVIII, México producía el 80% de la plata mundial. A finales del siglo XVIII, el real de a ocho podía encontrarse en prácticamente todos los puertos desde Veracruz hasta Cantón. Para poder comprar bienes chinos o de cualquier región del mundo, los mercaderes ingleses, holandeses y franceses debían primero proveerse de plata española.
La existencia de una moneda común en Hispanoamérica y en las zonas más desarrolladas de la China Qing facilitaron el intercambio de bienes que los europeos monopolizaban, aumentando a su vez los beneficios. El comercio entre China y Europa creció entre 1770 y las primeras décadas del siglo XIX a un ritmo acelerado.
La imagen corresponde a porcelana china del siglo XVIII.

Tamaños relativos de las monedas de plata castellanas, entre 1/4 y 8 reales, según un documento de 1657.

La influencia de esta moneda era tal, que gobiernos y países enteros como el estadounidense basó su moneda explícitamente en el real español, decretando en el Acta de Acuñación de 1792 la paridad en cuanto a cantidad y calibre de ambas monedas. Con la creación del dólar estadounidense, este país emergente puso fin al caos monetario de la nueva potencia tras el fracaso rotundo de los "continentales": la paridad con el real de a ocho era una garantía de control y credibilidad.
La reforma monetaria de Carlos III tuvo un efecto inesperado, provocando la monetización de facto de varias regiones de la China Qing. El sistema comercial de la Era Moderna se había basado desde los tiempos de los primeros descubrimientos marítimos en el equilibrio de poder entre dos imperios distantes, uno productor de plata y otro productor de bienes. La adopción del real de a ocho como moneda mundial facilitó enormemente las transacciones entre ambos extremos del mundo.
La imagen corresponde a los tamaños relativos de las monedas de plata castellanas, entre 1/4 y 8 reales, según un documento de 1657.

Fachada de la Casa de la Moneda en Potosí.

Este sistema comercial funcionó hasta que las guerras napoleónicas y la independencia de algunas provincias americanas frenaron la acuñación de la moneda imperial española, pero los chinos siguieron importando moneda española, aumentando de una media de 2,25 millones de dólares anuales en el período 1785-1806, a casi 6 millones anuales entre 1818 y 1826. Tras la revolución de Hidalgo, en 1810, la acuñación de pesos decayó en un solo año, pasando de 24 a 4 millones. Tras la independencia de México, en 1821, la acuñación del real de a ocho llegó a su fin. La economía china, sin embargo, siguió demandando reales españoles. Varias regiones habían adoptado un sistema monetario basado en una moneda que ya no existía, lo que dio pie a una de las situaciones más sorprendentes de la historia económica: la escasez de moneda española provocó una deflación espectacular de la moneda, que se hizo cada vez más cara. El precio del real español subió muy por encima de su cantidad real de plata.
La imagen de la izquierda corresponde a la fachada de la Casa de la Moneda en Potosí, Bolivia.

El prestigio de la moneda de Carlos III era tal que los mercaderes asiáticos estaban dispuestos a aceptar una ratio de cambio alucinante, en el que el real español disfrutaba de un plus exagerado, en comparación con otras monedas que poseían la misma cantidad de plata. Esta situación benefició especialmente a los mercantes estadounidenses, quienes entre 1805 y 1834 exportaron 130 millones de pesos a China. La demanda china de una moneda que desde 1821 había dejado de existir no sólo causó una revolución de los precios en las provincias más urbanizadas del imperio Qing: comerciantes extranjeros, sufriendo la depreciación de sus antiguas monedas, comenzaron a exportar opio a China en mayores cantidades con el único fin de poder mantener su poder adquisitivo.

Banco de Alabama, Tuscaloosa, firmado a mano el 1 de septiembre de 1838.

El real de a 8, peso de 8, peso fuerte o peso duro, es también conocido en el mundo anglosajón como dólar español, en inglés "piece of eight" o "carolus". Gracias al amplio uso que tuvo a finales del siglo XVIII en Europa, toda América y el extremo oriente, se convirtió en la primera divisa de uso mundial.
La imagen corresponde al Banco de Alabama, Tuscaloosa, firmado a mano, el 1 de septiembre de 1838: 12 y medio centavos = ⅛ de dólar español (Spanish Silver Pillar Dollar) = 1 bit.

Fue la primera moneda de curso legal en los EEUU, hasta que una ley de 1857 desautorizó su uso. Muchas monedas actuales tomaron sus respectivas denominaciones del real de a 8, tales como el dólar, el yuan o el peso. El valor de ⅛ de real era 12,5 centavos de dólar americano, denominado popularmente "bit". En algunas zonas de EEUU todavía se conoce a la moneda de 25 centavos de dólar como ‘two bits’. Se llegaron a emitir billetes de un bit, que se imprimían llevando obligatoriamente las monedas españolas impresas.

Cfr:  J. J. Rivas. EM, 04/10/2015, Carolus, el dólar español que dominó las finanzas internacionales en el XVIII  —  Wikipedia, Real de a 8  —  Wikipedia, Real español.

La leyenda “VTRAQVE VNVM”, que en latín significa “en ambos lugares soy uno”, resalta la unidad entre los territorios del imperio español en cada hemisferio .

LA HACIENDA DE CASTILLA Y ARAGÓN — Los Reyes Católicos sanearon la hacienda desastrosa que heredaron al comenzar su reinado. Sin crear nuevos tributos, cuidaron de recaudar bien los antiguos. Los ingresos fiscales de Castilla sumaban unos 10 millones de maravedís anuales en tiempo de Enrique IV; y hacia el año 1500 la Corona Castellana recibía anualmente más de un millón de ducados. Esta cifra bastaba entonces para fundamentar un imperio. Los Reyes trataron las cuestiones hacendísticas y económicas con particular esmero. Los Reyes Católicos hicieron todas estas cosas sin aumentar en absoluto los impuestos y tributos a que el pueblo ya estaba acostumbrado. Y mantuvieron la estabilidad en el precio del oro, lo cual constituye la gran hazaña de la vida económica de final del siglo XV.

IMPUESTOS MUY INFERORIORES A LOS DE HACIENDA HOY — El quinto del rey o quinto real era un tributo que se pagaba al rey cuando se capturaba una presa o descubría un tesoro y que era igual a la quinta parte (20%) de lo capturado o descubierto. En particular la expresión quinto del rey o quinto real suele hacer referencia a un impuesto de la quinta parte establecido en 1504 por la Corona de Castilla sobre la extracción de metales preciosos, principalmente el oro y la plata, y otros artículos suntuosos. — Quinto real

EL ORO DE AMÉRICA — Las cifras desmontan el mito de que España robó el oro de América. El argumento estrella de los que acusan a España de la pobreza de sus antiguas tierras es que los europeos se llevaron todo el oro. Un tópico basado en una idea totalmente infundada . — El oro de América

UN BILLÓN EN ORO — Los cálculos más aproximados arrojan la escalofriante cifra de cerca de un billón de lo equivalente a los actuales euros para el valor de las reservas de oro y plata que había en las haciendas reales de las Españas en América, de las que se apoderó Inglaterra gracias a Simón Bolívar, San Martín y los demás partícipes con ellos

COMPETIDORES EXTERNOS — La riqueza del imperio inglés no surgió del comercio con las Indias y de sus propiedades internacionales, sino del saqueo de la América Española, de la España meridional (Nápoles y Sicilia en los 1860 al 61) y de las Españas en América y Asia (Filipinas y Cuba 1898). — Un billón en oro


Jaime Balmes.

LA LEY DE LA UTILIDAD MARGINAL FUE ENUNCIADA POR PRIMERA VEZ POR JAIME BALMES 
Jaime Balmes y Urpiá (1810-1848) fue un sacerdote, filósofo y teólogo tomista, apologista, sociólogo y tratadista político. Es un filósofo original al que Pío XII calificó como Príncipe de la Apologética Moderna. Académico electo de número, en 1848, de la Real Academia Española, no llegó a tomar posesión.
La paradoja del valor fue enunciada por Balmes, veintisiete años antes de Carl Menger, de la Escuela Austriaca de Economía —y por tanto de la revolución subjetivista—, por medio de la Ley de la utilidad marginal, que resuelve la llamada paradoja del valor: ¿por qué es más caro el oro que el hierro, el agua o el pan, siendo el hierro, el agua o el pan de mucha mayor utilidad?.
Cfr. fragmento de conferencia del profesor Jesús Huerta de Soto. — La paradoja del valor