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Hitos históricos y efemérides

Desde la unidad del Reino Godo


LOS REINOS QUE NACEN CON EL PROPÓSITO DE RECUPERAR ESPAÑA - BATALLA DE CUTANDA - BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA - LA TOMA DE GRANADA - EL SANTO APÓSTOL SANTIAGO - LA GRAN VICTORIA DE LEPANTO (1571) - ANDRÉS DE URDANETA - LÓPE DE LEGAZPI - FILIPINAS (1521) - EL TORNAVIAJE - LA GUERRA HISPANO-ESTADOUNIDENSE (1898) - CUBA Y EL ALMIRANTE CERVERA

Reconquista.

LOS REINOS QUE NACEN CON EL PROPÓSITO DE RECUPERAR ESPAÑA — El proceso fundacional de España, desde la Hispania romana hasta la culminación de la Reconquista y la reunión de los reinos.
España existió antes de existir los condados y reinos, que nacen para recuperar Hispania o España: la España romana y la España visigótica.
España es anterior a Aragón, Asturias, Navarra, León, Castilla, Cataluña, Galicia. La unión española —la Corona Española— es anterior a sus partes.

Para acceder al video, enlace en la imagen.

Batalla de Cutanda - Alfonso I de Aragón y Navarra

CUTANDA — La Batalla de Cutanda se libró el 17 de junio de 1120, en las inmediaciones de esta localidad turolense, y enfrentó los ejércitos cristianos dirigidos por Alfonso I de Aragón, llamado El Batallador, contra los ejércitos del Imperio Almorávide, mandado por Ibrahim ibn Yusuf. Fue un hecho de armas decisivo que las fuentes musulmanas no dejan de reconocer la decisiva derrota y las numerosas bajas habidas en la batalla. En el plano estratégico, el desastre acababa con las esperanzas de recuperar Zaragoza para el Islam.

Batalla de las Navas de Tolosa (1212)

LAS NAVAS DE TOLOSA — En esta batalla, España unida vence al numeroso ejercito del califa almohade Muhammad an-Nasir en las inmediaciones de la comarca jienense de Sierra Morena. La batalla de Las Navas de Tolosa, llamada en la historiografía árabe Batalla de Al-Uqab (معركة العقاب), batalla del castigo, tuvo lugar el 16 de julio de 1212. Fue el punto de inflexión en la liberación de España de la tiranía islámica, encarnada en el proyecto de Al-Ándalus. El ejército aliado cristiano estaba formado por las tropas castellanas de Alfonso VIII de Castilla, las aragonesas de Pedro II de Aragón, las navarras de Sancho VII de Navarra y por voluntarios del Reino de León y del Reino de Portugal. Junto con la Venida de la Virgen a Zaragoza y el III Concilio de Toledo, momentos fundacionales, y Covadonga, momento restaurador, la batalla de Las Navas consolida España, porque ya no hay vuelta atrás. Volverá a haber derrotas y retrasos, pero, definitivamente, el Islam ya no tendrá oportunidad de consolidarse en España. 

La toma de Granada (1492)

LA TOMA DE GRANADA — El domingo 2 de enero de 1492, Boabdil, el último rey nazarí, entregaba las llaves de Granada al rey Fernando de Aragón. El 6 de enero, los reyes Isabel y Fernando hicieron la entrada oficial en la Alhambra. Culminaba así un conjunto de campañas militares, entre 1482 y 1492, en el interior del reino nazarí de Granada, hasta llegar a las Capitulaciones del rey Boabdil. Esto supuso la integración en la Corona de Castilla del último reino musulmán de la Península Ibérica. Finalizaba así el proceso histórico de la Reconquista iniciada en el siglo VIII y por el cual el papa Alejandro VI, en 1496, reconoció a Isabel y Fernando con el título de Reyes Católicos. Europa entera exultó y celebró este estatégico triunfo de la Cristiandad: un logró de la unión de los reinos cristianos, liderada por Castilla, y de la participación de la Corona de Aragón, con la presencia del propio rey aragonés, la intervención naval, la aportación de expertos artilleros y el empréstito financiero.  
Ver videos, pulsando:  La recuperación de la España perdida y   La toma de Granada duró diez años

El apóstol Santiago.

EL SANTO APÓSTOL SANTIAGO

De la tradición arranca el grito de “Santiago y Cierra, España”, como así lo recoge nuestro inmortal Cervantes que pone en boca de Don Quijote y Sancho Panza el siguiente diálogo:

(Sancho) -“… querría que vuesa merced me dijese qué es la causa por que dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel san Diego Matamoros: “¡Santiago, y cierra, España!” ¿Está por ventura España abierta, y de modo que es menester cerrarla, o qué ceremonia es ésta?
Simplicísimo eres, Sancho –respondió don Quijote–; y mira que este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido; y así, le invocan y llaman como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas veces le han visto visiblemente en ellas, derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos escuadrones; y desta verdad te pudiera traer muchos ejemplos que en las verdaderas historias españolas se cuentan”. 

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LA GRAN VICTORIA DE LEPANTO
La devoción al Santo Rosario cobró gran fuerza en la Cristiandad, tras la decisiva Batalla de Lepanto, que tuvo lugar en el año 1571. Los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana.
Mientras los príncipes europeos estaban divididos y sin darse cuenta de la amenaza inminente, el Santo Padre Pio V trataba de formar una liga contra el creciente poderío otomano. 

Concilio III de Toledo, óleo sobre lienzo del pintor José Martí y Monsó (1862)

El 17 de septiembre de 1569, el Papa pidió que se rezase el Santo Rosario. Finalmente, se organizó la Santa Liga, conformada por los Estados Pontificios, los Reinos de España —que proporcionaba más de la mitad de los barcos y dos tercios de los hombres—, la República de Venecia, la República de Génova, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta.
El 7 de octubre de 1571, la flota de la Santa Liga, comandada por don Juan de Austria, se enfrentó a la flota turca en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto.
Antes del combate, todas las tropas cristianas rezaron el Santo Rosario con gran devoción. 

Concilio III de Toledo, óleo sobre lienzo del pintor José Martí y Monsó (1862)

La batalla duró muchas horas, pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos, frente a un enemigo muy superior en número y buques de guerra.
Mientras el combate naval transcurría, en Roma, el Pío V rezaba el Rosario. De repente, el Papa salió de su capilla y anunció con gran calma a todos los presentes que la Santísima Virgen había concedido la victoria a los cristianos. 

Concilio III de Toledo, óleo sobre lienzo del pintor José Martí y Monsó (1862)

Semanas más tarde llegó el mensaje de la victoria de don Juan de Austria, quien, desde un principio, atribuyó el triunfo de la liga cristiana a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario.
Como agradecimiento a la Santísima Virgen, San Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanías Lauretanas el título de “Auxilio de los Cristianos”.
Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario, que se celebra actualmente el 7 de octubre.

Pedro Fernández Barbadillo. Eso no estaba en mi libro de Historia del Imperio español.

GLEMBOUX, LA ULTIMA BATALLA DE JUAN DE AUSTRIA
31 de enero de 1578.

"Con este estandarte vencí a los turcos y con el venceré a los herejes"

Don Juan de Austria, tras la firma del Edicto Perpetuo, debía ser reconocido como gobernador de Flandes en nombre de Felipe II. Pero, siguiendo su costumbre, comenzó Guillermo de Orange, apodado El Taciturno, a extender rumores y publicar pasquines en los que afirmaba que don Juan no cumplía el tratado, que las tropas españolas estaban escondidas en las cercanías de Flandes, que iba a establecer la Inquisición, etc.
Don Juan pensaba que para terminar con las diferentes facciones debía asestar un golpe duro a los Estados Generales, quienes, a su vez, pensaban que podrían eliminar a don Juan por la fuerza de las armas. 
Felipe II aceptó, por fin, ordenó al marqués de Ayamonte, gobernador de Milán, que reuniera el ejército y lo enviara a los Países Bajos. Además, don Juan obtenía del monarca que Alejandro Farnesio viniera a Flandes como su estrecho colaborador. Ambos habían combatido juntos en Lepanto y se tenían mutuo afecto.
El 25 de enero de 1578 don Juan lanzaba, desde Namur, una proclama diciendo que él y sus tropas no estaban en los Países Bajos para dominarlos sino para protegerlos, restablecer la autoridad real y la religión católica. Las tropas de los Estados habían ya abandonado Bruselas con intención de apoderarse de Namur. El ejército de los rebeldes contaba con muchos más hombres -25.000 frente a 17.000-, el de don Juan estaba formado por soldados seleccionados y curtidos en múltiples batallas. Además, a su frente se encontraban varios de los generales más temidos de Europa: Mondragón, Toledo, Farnesio, Mansfield, Martinengo, Bernardino de Mendoza, Octavio Gonzaga... y todos ellos bajo el mando del vencedor de los moriscos y del turco.
El 31 de enero las tropas de Don Juan divisaron la retaguardia de la columna del ejército de los Estados de Orange. Se envió a la caballería para que lo acosara, pero con órdenes de no entablar ningún combate serio hasta que el grueso del ejército les diera alcance. Alejandro Farnesio advirtió que las tropas enemigas flaqueaban ya en las primeras escaramuzas, por lo que se lanzó con la caballería a atacar a la caballería rebelde, que se desmoronó rápidamente y en su huida chocó y desorganizó a su propia infantería. Don Juan presenció desde lejos la brillante acometida de la caballería. El enemigo quedó maltrecho y desarticulado en este primer choque. La caballería española e italiana continuó sus enérgicas cargas, cada vez más cerca de Gembloux, a medida que el enemigo seguía replegándose. Entretanto apareció la infantería española. Llegaba algo fatigada del paso acelerado que traía, pero enseguida se lanzó a la lucha “con tal empeño que acabaron de desbaratar al enemigo que solo pensaba en huir”. En poco tiempo se dice que aniquilaron a más de 9000 soldados, tomando cuatro estandartes y casi todas las banderas. En hora y media el ejército de los Estados Generales fue completamente aniquiladoLos rebeldes huyeron “a uña de caballo”; por eso a este encuentro se llamó “batalla de las espuelas”.
Tras esta fulgurante victoria, don Juan quedó unos días junto a Gembloux, mientras reagrupaba sus tropas, perdonó la vida a los soldados capturados, y algunos incluso se terminaron uniendo a él. Su idea era seguir hasta Bruselas y tomarla, con lo que Guillermo el Taciturno, ante esta posibilidad, abandonó la capital, donde estaba instalado desde unos meses y se fue con su corte a Amberes.
Tras la batalla, Don Juan recuperó ciudades como Aarschot —saqueada en agosto por los calvinistas tras la batalla de Rijmenam—, Binche, Dalhem, Diest, Limburgo, Lovaina, Nivelles, Terneuzen, Tienen, el castillo de Valkenburg aan de Geul, Zichem y Zoutleeuw. Falleció poco después, el 1 de octubre.

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Mobirise

Andrés de Urdaneta y Ceráin
(Ordizia 15082 - México 1568)

Militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso agustino español.
Participó en las peligrosas expediciones de García Jofre de Loaísa (1525) y Miguel López de Legazpi (1571).
Alcanzó fama universal por descubrir y documentar la ruta a través del Océano Pacífico, desde Manila hasta Acapulco, conocida como Ruta de Urdaneta o tornaviaje, por encargo de Felipe II, 40 años después del viaje de Magallanes y Elcano.
Es también el descubridor de Hawai y de Australia, 200 años antes que el inglés Cook.

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Miguel López de Legazpi
(Zumárraga 1502 - Manila 1572)

Conocido como «El Adelantado». Almirante, primer gobernador de la Capitanía General de las Filipinas.
Fundador de las ciudades de Cebú, en 1565, y Manila, en 1571.
En 1565, tomó posesión de las islas de Guam y otras del Archipiélago de las Marianas, que ya habían sido descubiertas, en 1521, por Magallanes y Elcano.
Por orden de Felipe II, bajo su mando y auxiliado por el fray Andrés de Urdaneta —agustino desde 1553 y tío suyo—, inició la evangelización e hispanización de las Filipinas.

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Filipinas

1521
500 años de cristianismo.

Urdaneta y Legazpi.

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Filipinas
1521

Primeros misioneros españoles, en Filipinas.
Primeros bautismos.
Actualmente, el archipiélago es el país con mayor número de católicos de Asia.


Mobirise

URDANETA, LEGAZPI Y EL TORNAVIAJE
Flota y tripulación. Los barcos de la flota se construyeron en Acapulco, Nueva España, y medían 28 metros de eslora. La expedición estaba compuesta por la Capitana, donde iban Legazpi y Urdaneta, los galeones San Pablo y San Pedro y las gabarras San Juan y San Lucas. Urdaneta seleccionó cuidadosamente a la tripulación para conseguir cohesión social y evitar motines. Incluyó un 33% de guipuzcoanos elegidos en la Nueva España y que ya se conocían. En un informe al virrey precisó: es necesario incluir alimentos frescos para buscar la salud de la tripulación. Seleccionó, entre otros, habichuelas, ananás y cocos, para evitar el escorbuto durante la larga duración del viaje. Ruta de ida: La expedición zarpa, al mando de Legazpi, el 21 de noviembre de 1564 del puerto de La Navidad, en Nueva España (actualmente Barra de Navidad, Jalisco, México). La ida a Filipinas se desarrolló en dos meses con los vientos alisios a favor siguiendo una ruta ya conocida. Espera en Filipinas: En Filipinas permanecieron cuatro meses reparando los barcos y esperando el tiempo a favor para iniciar el regreso a primeros de junio.

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RUTA DE VUELTA O TORNAVIAJE, DE FILIPINAS A ACAPULCO 
La ruta de vuelta desde las Filipinas por el oeste era estratégicamente muy importante, pues permitiría a la Nueva España el comercio con el Este de Asia, sin navegar por aguas controladas por los portugueses en las Molucas, India y África. Urdaneta y otros pilotos, conocían los intentos anteriores y continuaron el esfuerzo navegando hacia el norte buscando hallar una corriente favorable que los llevara nuevamente hasta América.
Para el regreso, Urdaneta zarpó de San Miguel, en Filipinas, el 1 de junio de 1565, y puso rumbo nordeste aprovechando el monzón del suroeste. Ascendió hasta el paralelo 40, donde encontró la corriente de Kuro Siwo, que les llevó por el Océano Pacífico hasta el cabo Mendocino en California, siendo bautizado así dicho cabo por el propio Urdaneta, en honor al virrey Antonio de Mendoza. Desde allí, costearon rumbo sur hasta Acapulco (Nueva España), donde llegó el 8 de octubre, tras haber recorrido 7644 millas náuticas (14.157 km) en 130 días, a una media de 59 millas náuticas por día (109 km/24 h).

Al llegar, Urdaneta descubrió que un capitán de la expedición, Alonso de Arellano, que se había separado de la flota, se había adelantado y desde las islas Filipinas había alcanzado primero la vuelta hasta el puerto de Navidad, en agosto. Urdaneta se presentó ante la Real Audiencia y siguiendo los pasos de Arellano continuó el viaje hasta la corte del Rey, para informar del suceso. Las crónicas agustinas han dado realce a la actuación de Fray Urdaneta y, debido a su larga experiencia empírica, se ha asociado su nombre con la ruta del tornaviaje. 
Durante los siguientes 250 años las naves españolas emplearon esta ruta. En particular el Galeón de Manila o Nao de China, que recorría el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco. Hoy sigue siendo una de las principales rutas marítimas del mundo moderno.

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Homenaje

En honor a los hombres que sirvieron al mando del almirante Cervera, a 120 años del combate naval que acabó con la flota española durante la guerra hispano-estadounidense, el buque escuela Juan Sebastián de Elcano quiso rendir un emotivo homenaje a los fallecidos en esa batalla acaecida el 3 de julio de 1898.
La dotación, personal y guardiamarinas del bergantín-goleta formaron en la cubierta de toldilla, para celebrar este acto de honores en la mar a los hombres que sirvieron en la Escuadra al mando del almirante Pascual Cervera y Topete, a bordo del crucero acorazado ‘Cristóbal Colón’, los cruceros ‘Infanta María Teresa’, ‘Vizcaya’ y ‘Almirante Oquendo’, y los destructores ‘Furor’ y ‘Plutón’. 

«Para todos los hombres y mujeres que formamos parte de la Armada Española y que con orgullo vestimos su uniforme, recordar a nuestros antepasados marinos debe ser una norma de conducta que debemos esforzarnos en mantener e inculcar a los más jóvenes. Asimismo, rendir homenaje y tributo a aquellos que han entregado su vida en acto de servicio es un deber permanente», afirmó el comandante del buque escuela, capitán de navío Ignacio Paz, durante el acto, que comenzó con la interpretación de la ‘Oración marinera’.

PASCUAL CERVERA TOPETE, UN HOMBRE DE HONOR PARA NUESTRA HISTORIA

Nace D. Pascual en Medina Sidonia, Cádiz, el 18 de febrero de 1839, ingresando en el Colegio Naval Militar de San Carlos (San Fernando, Cádiz) el 30 de junio de 1852, cuando sólo contaba con la edad de 13 años, y recibiendo su despacho como alférez de navío con apenas 21 años.

Si se repasa la dilatada y brillante hoja de servicios de D. Pascual Cervera Topete, no cabe duda de que pueden encontrarse evidentes signos de lealtad, valor y sacrificio para el servicio a España. La primera prueba de ello fue su ascenso a teniente de navío por méritos de guerra durante su estancia en Filipinas los primeros años de su vida militar, en la lucha contra los rebeldes malayos y en los combates que se desarrollaron durante los asaltos a los fuertes de la Cotta de Pagalugan, defendiendo a la patria y reprimiendo la piratería filipina y joloana que se llevaba por delante vidas y haciendas. También durante su primera estancia en Filipinas levantó cartas náuticas en costas intrincadas y peligrosas, así como socorrió a náufragos y a pescadores en peligro. 

De vuelta en la Península, entre 1865 y 1868 estuvo a cargo de la formación de guardiamarinas. Siendo capitán de fragata, participó activamente en la lucha cantonal, defendiendo a la Primera República española, tanto en Cartagena como en Cádiz, siendo nombrado benemérito de la Patria. Posteriormente volvió a Filipinas, donde ejerció el mando de la corbeta “Santa Lucía”, interviniendo en acciones de guerra en Mindanao, y en 1876 fue nombrado Gobernador de la isla de Joló. De nuevo volvió a la Península y ocupó diversos cargos en el Ministerio de Marina. En 1879 fue comandante del buque escuela de guardiamarinas y en 1880 fue nombrado Comandante Militar de Marina de Cartagena. Posteriormente, siendo Presidente de la Comisión de construcción del acorazado “Pelayo” y durante su estancia en Francia, se le concedió la condecoración de la Legión de Honor francesa.

Durante un breve periodo, entre 1892 y 1893, ocupó el cargo de Ministro de Marina en un gobierno liberal presidido por Sagasta. En la legislatura de 1893-94 fue elegido como senador por Cádiz, siendo durante este período Jefe de la Comisión de Marina de España en Londres. Tras este paréntesis en su carrera militar, volvió al servicio activo en puestos de la Marina y en 1896 fue nombrado Comandante General del Arsenal de la Carraca (San Fernando, Cádiz).

Pero, sobre todo, Pascual Cervera Topete es conocido y será recordado por el cumplimiento del deber durante la defensa de Cuba contra las pretensiones de los EEUU en 1898, obedeciendo las órdenes recibidas de enfrentarse al enemigo aun conociendo la inferioridad en que se encontraba la escuadra española con respecto a la de la Marina de Guerra de los EEUU, lo que supuso la pérdida de la escuadra bajo su mando y de los territorios españoles en ultramar.

Tras la pérdida de la escuadra en Cuba, fue hecho prisionero por los EEUU, junto con los supervivientes de las dotaciones de sus barcos. Al volver a España y tras el sobreseimiento de la causa (consejo de guerra) que se le incoara por la pérdida de la escuadra en Cuba, en la legislatura de 1903-04 fue nombrado senador vitalicio.

En 1902 se le dio el primer cargo público después de la Guerra, Jefe de Estado Mayor Central de la Armada, al que seguirían, en años siguientes, el de miembro del Consejo Supremo de Guerra y Marina; Capitán General del Departamento Marítimo del Ferrol; Jefe de la Jurisdicción Central y Presidente de la Junta de Adjudicación de los barcos de la nueva escuadra en proyecto.

Falleció en Puerto Real (Cádiz) el 3 de abril de 1909, habiendo alcanzado el grado de vicealmirante. Desde el 19 de junio de 1916 sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz), al considerarse que D. Pascual Cervera Topete fue un héroe para la historia.

Por otra parte y ya ajeno al contenido de su hoja de servicios, el respeto que el almirante Cervera despertó en sus antiguos enemigos está patente en lugares a miles de kilómetros de España: 

Las dos ciudades más importantes de la República de Cuba exhiben bustos del almirante Cervera, sin ningún tipo de complejo. Uno se encuentra en el Castillo del Morro de Santiago de Cuba (desde 2005) y el otro en el Castillo de la Real Fuerza, de La Habana (desde 2012).

En 2015 el gobierno cubano organizó un homenaje a los marinos españoles caídos en la Guerra de 1898, en la costa oriental de Cuba. A 12 metros de profundidad, en el pecio donde reposan los restos hundidos del Crucero “Almirante Oquendo” se colocó una tarja (lápida) de bronce, y dos submarinistas, uno catalán y otro vasco, depositaron una corona de laurel alrededor de la misma, como reconocimiento de los cubanos a los marinos españoles muertos en el combate contra la Marina de los Estados Unidos.

Para la Armada ha sido decepcionante el trato y el calificativo dado al almirante Cervera por la autoridad municipal de Barcelona, ciudad de gran tradición marinera y muy vinculada a la Armada, con la que siempre ha mantenido una relación de afecto y cooperación cercana.

AG. Teodoro López Calderón