Cueste lo que cueste hay que volver a levantar la verdad de que
vivir de espaldas a Dios tiene consecuencias nefastas para los pueblos.
VALORES ISABELINOS UNIVERSALES
EL MODELO DEL MATRIARCADO CRISTIANO TRADICIONAL EN LAS ESPAÑAS
Transmitir los valores, tanto sencillos como excepcionales, del matriarcado cristiano: el buen feminismo de la tradición hispánica, los valores objetivos de la familia cristiana, el estilo español de convivencia familiar, las profundas convicciones morales y religiosas de las madres españolas. En torno a esos principios, conviene movilizar todo lo que resulte operativo para cultivar y actualizar estas virtudes; y todo lo que tenga capacidad de producir un efecto multiplicador.
ISABEL LA CATÓLICA, TENAZ DEFENSORA DE LA EDUCACIÓN DE LA MUJER
En el libro Mujeres renacentistas en la Corte de Isabel Ia Católica —Editorial Castalia, 2005—, escrito por Vicenta Márquez de la Plata*, encontramos a las numerosas mujeres que en Castilla y León alcanzaron un altísimo nivel de cultura y de influencia. Fueron las "puellae doctae", que destacaron en los estados de los Reyes Católicos y que abrieron el camino a otras mujeres que en siglos posteriores accederían a los estudios universitarios, a las artes liberales, a la actividad política, etc. Beatriz Galindo (llamada la Latina, escritora y humanista, maestra de latín y gramática de la reina Isabel y preceptora de sus hijos), Beatriz de Bobadilla (consejera de la reina), sor Isabel de Villena (poeta y prosista, considerada la primera escritora conocida en valenciano), sor Teresa de Cartagena (primera escritora mística de España), Luisa de Medrano (profesora de la Universidad de Salamanca), Francisca de Nebrija (profesora de la Universidad de Alcalá), Isabel de Vergara (camarera de la reina, que tradujo las obras de Erasmo), Beatriz Bernal (publicó en 1545 Cristalián de España, la primera novela escrita por una mujer), santa Beatriz de Silva y Meneses (fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción), Mencía de Mendoza (discípula del humanista Juan Luis Vives), Luisa Sigea Toledana (humanista, poetisa y políglota), Florencia Pinar (poetisa y compositora, fue la primera mujer que participó en justas poéticas), María Pacheco, Ana de Cervatón, Juana de Contreras, Leonor de Centelles, Ángela de Carlet, Caterina Calvet, Jerónima Eixarch, Àngela Mercader-Sabata, Jerònima Ribot, Jerònima Agustina Beneta de Virués, Hipòlita Roís de Liori, Estefania de Requesens i Roís de Liori; impresoras como Juana Millán (primera mujer impresora de Aragón), Francisca López, Isabel de Basilea, Brígida Maldonado, Jerónima Galés, Elionor Eximenix, etc. Hacer referencia a todas las mujeres relacionadas con la cultura o la gestión en esta época excedería los límites de este lugar.
Sobre Hipòlita Roís de Liori y de Moncada —desposada con Luis de Requesens, gobernador general de Cataluña—, de la que se han conservado 872 cartas, que han permitido reconstruir el estilo de vida de una mujer de su época, la historiadora Teresa Vinyoles Vidal** afirma que: "Era una dona lletrada a qui li havia estat dedicada l’edició de les 'Sentències catòliques' del diví poeta Dante; escrigué cartes a corresponsals molt diversos. És, sobretot, el mirall en què es mira la filla que aprengué d’ella la tècnica de la seda, a fer confitures, conserves i tints, nocions de puericultura, a elaborar brous per malalts i altres remeis. La filla hauria rebut de la seva mare gran part de la seva formació; Estefania de Requesens va estar preparada en el context de la classe dominant per ser una dona casada, perfecta esposa, mare i educadora dels fills i de les filles, mestressa de casa, model a la cort imperial". Con relación a Estefania —esposa de Juan de Zúñiga, chambelán de Carlos I y preceptor del infante Felipe—, Teresa Vinyoles apunta refiriéndose a estas mujeres españolas de los inicios del Renacimiento: "Crec que podem parlar d’elles com a dipositàries d’una cultura que té a veure amb la procreació, la transmissió, l’alimentació, la salut, l’amor; són dones dipositàries de multitud de sabers, protagonistes de relacions humanes que van més enllà de les relacions de poder".
EL EJEMPLO DE LA REINA ISABEL
El ejemplo y patronazgo de la Reina Católica conmovió el mundo, no sólo el masculino sino –y más aún– el femenino. Avaladas por la idea profundamente cristiana de la igualdad de dignidad de las personas independientemente de los sexos, que suprimió el error pagano de que la mujer debe ser ignorante para ser virtuosa, ellas se lanzaron con entusiasmo a bucear en el conocimiento y a encontrar de la santidad en todas las tareas. Catedráticas, pensadoras, poetisas, místicas, abadesas (llamadas mitradas por la mitra de la dignidad episcopal, junto con el báculo pastoral y el ejercicio del poder temporal), educadoras, administradoras, empresarias, diseñadoras, compositoras, instrumentistas, pintoras, editoras, impresoras... No hay campo vedado, ni edad demasiado tardía, para prepararse e iniciarse en el conocimiento, en las artes, en el gobierno o en la gestión.
Con la muerte de la reina Isabel I de Castilla y de León (1474-1504), decayó el espíritu que parecía imparable y que sustentaba esta fuerza que ya con el florecimiento de la Edad de la Cristiandad —impropia y despectivamente llamada Edad Media, por la oscura Ilustración—, fue iniciada con las figuras de las reinas propietarias Urraca I de León (la reina batalladora, hija de Alfonso VI), Urraca Alfonso (reina de Asturias), Berenguela emperatriz de Castilla y León (hija de Alfonso VIII), Blanca I (reina de Navarra), Petronila de Aragón (madre de Alfonso II, rey de Aragón y conde de Barcelona), Leonor de Trastámara (reina de Navarra, hija de Enrique II de Trastásmara), María de Molina (mujer con gran sentido de Estado, reina consorte, madre y abuela de reyes y gobernadora de Castilla).
*Vicenta Márquez de la Plata, diplomada superior en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Instituto Salazar y Castro del CSIC, y profesora en la Universidad Moderna de Lisboa.
** Teresa Vinyoles Vidal, historiadora medievalista, profesora titular de Historia Medieval en la Universidad de Barcelona, cofundadora del Centre de Recerca de Dones Duoda.
EN LA EDAD MODERNA NO EXISTE UN PERSONAJE REAL QUE HAYA DADO TANTA GLORIA A DIOS Y A SU IGLESIA
Según José Luis Rubio Willen, la gesta más grande jamás contada, sin lugar a dudas, es el descubrimiento y la evangelización de aquel inmenso y nuevo continente americano. Es hora de conocer las verdades desnudas y dejar atrás mitos, leyendas negras, mentiras y populismos. Quienes desconocen las verdades de nuestro pasado histórico son frágiles y vulnerables a las manipulaciones, bien por modas, bien por intereses de los tiempos.
José Luis Rubio Willen es coautor de «Isabel la Católica y la evangelización de América» (2018).
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TESTAMENTO DE ISABEL LA CATÓLICA
Isabel la Católica concebía las conquistas como un medio para ampliar la Cristiandad y atraer almas a la fe de Cristo. Se comprende así que en las últimas horas de su vida, en noviembre de 1504, se sintiera obligada a introducir en su testamento el codicilo en que establecía el principio de la doctrina de la Iglesia por el que los habitantes de las tierras recién descubiertas eran personas humanas, debían ser tratados como súbditos, convertidos a la fe y respetados en su libertad. Era la primera vez en la historia que esta doctrina acerca de un derecho natural, previo a cualquier otro, se presentaba como un mandato. Fue un testamento ejemplar, porque quiso convertir en ley del reino la doctrina de la Iglesia acerca de la libertad de los indios. Y aprovechó su testamento, ley fundamental —puesto que expresa la voluntad del soberano impuesta a su sucesor—, para introducir una cláusula que se adelantaba a los demás países del mundo en varios siglos. Ello dio lugar al mestizaje, fenómeno genuinamente español de generosidad universal.
EL EDICTO DE GRANADA
El 31 de julio, se cumple el plazo, marcado por el Edicto de Granada, para las salida de los judíos de España. El edicto daba todas las razones, ordenadas al bien común, para la expulsión. El día 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos firmaban en Granada el edicto de expulsión de los judíos de la Corona de Castilla. Mientras, otro documento con ligeras variaciones era firmado sólo por Fernando, para los judíos de la Corona de Aragón. Ambos textos partían de un borrador elaborado pocos días antes por el inquisidor general, fray Tomás de Torquemada.
Las causas de la expulsión de los judíos han dado lugar a un intenso debate historiográfico en el que se han manejado Interpretaciones muy diversas. Se han aducido explicaciones basadas en la presión de la opinión popular antijudía, el odio del pueblo (Américo Castro), o en la animadversión hacia los judíos a causa de la práctica de la usura y de su acumulación de riquezas (Claudio Sánchez Albornoz). También se han esgrimido causas fundamentadas en alineamientos sociales: un episodio de la lucha de clases entre los tradicionales grupos privilegiados nobleza y clero y la burguesía incipiente de los judíos (Henry Kamen) o la expulsión como resultado de la alianza de las oligarquías urbanas antijudías con la Monarquía (Stephen Haliczer). Sin embargo, en aquella época, ni la opinión de las masas populares tenía gran incidencia en las decisiones de la alta política, ni la ecuación judíos = burguesía tiene fundamento, como tampoco la tiene el antagonismo nobleza - judíos, pues muchos hebreos eran administradores de los estados de la aristocracia. Asimismo las oligarquías ciudadanas tampoco tenían la impronta suficiente para imponer una decisión de tanta trascendencia sobre una monarquía autoritaria que, por otro lado, controlaba a los municipios a través de los corregidores.
A pesar de la dificultad de establecer con precisión la razón última que llevó a los Reyes Católicos a la expulsión, tal como reconoció recientemente un congreso de especialistas celebrado en Jerusalén en 1992, hay algunos puntos que parecen bastante asentados en el debate historiográfico actual. Uno seria el hecho de que la iniciativa de la expulsión partió de los inquisidores que pretendían, con tan radical medida, acabar con la "herética pravedad que conllevaba el contacto entre judíos y cristianos".
En segundo lugar, en general, se reconoce un fondo político a esta decisión: constituir un paso más de la monarquía de los Reyes Católicos, en su afán por lograr una mayor cohesión social repetidamente resquebrajada, no lo olvidemos, por los tumultos antijudíos de la década de los años ochenta a partir de la unidad de la fe. En este sentido, Joseph Pérez ha afirmado que Isabel y Fernando esperan que la eliminación del judaísmo facilite la asimilación definitiva y la integración de los conversos en la sociedad española, mientras Luis Suárez ha sostenido que los reyes aspiraban a un máximo religioso concretado en la unidad de la fe católica que habría que interpretar como un elemento de la maduración del poder de la monarquía en la construcción del estado moderno español.
Las cifras de la expulsión han constituido otro tema polémico. Las limitaciones de las fuentes, las conversiones y los retornos dificultan los intentos de precisar el volumen de judíos expulsados. Las cifras globales manejadas tienen un carácter tan dispar que José Hinojosa Montalvo no ha dudado en calificarlas como cifras de la discordia. Reproducimos a continuación algunos cálculos de reconocidos especialistas. Citamos la cantidd de los expulsados, según cada historiador: Yitzhar Baer, calcula de 150.000 a 170.000; Haim Beinart, supone 200.000, Bernard Vicent, de 100.000 a 150.000; Joseph Pérez, de 50.000 a 150.000; A. Domínguez Ortiz, Luis Suárez y Julio Valdeón, coinciden en que fueron 100.000 judíos; Ladero Quesada, más de 90.000, y Jaime Contreras, se mueve entre 70.000 y 90 000.
Como puede observarse, las estimaciones defendidas por los historiadores hebreos son sensiblemente superiores a las cifras de expulsados salidas de las investigaciones de los estudiosos españoles, los cuales, en general, olvidándose de las apreciaciones de los cronistas coetáneos, han extrapolado los resultados de los análisis de padrones fiscales, relaciones fragmentarias de expulsados, contratos de embarque, etc., que ofrecen datos parciales pero documentados. La pérdida demográfica que significó la expulsión no fue excesivamente relevante aproximadamente un 2 por 100 del potencial poblacional conjunto de las coronas de Castilla y Aragón, si aceptamos la cifra de 100.000 judíos expulsados, pero cabe subrayar la desigual incidencia que tuvo en los distintos territorios. En la Corona de Aragón la población hebrea era mucho menor que en la Corona de Castilla y la expulsión sólo supuso una pérdida de 10.000 ó 12.000 habitantes.
En la Corona de Castilla, donde la población judía era más numerosa, las aljamas eran escasas en la zona norte y en Galicia, concentrándose la mayoría de ellas en las dos Castillas, Andalucía y Murcia. El camino del exilio condujo a los judíos castellanos y aragoneses mayoritariamente a Portugal y Navarra, reinos de donde después también serían expulsados, y en menor medida a Flandes, el norte de África, Italia y los territorios mediterráneos del imperio otomano, donde el sultán Bayaceto II dio instrucciones de acogerlos favorablemente. Pero para muchos de ellos el camino del destierro estuvo lleno de penalidades, como las que relata Salomón ben Verga en su crónica Sebet Yehuda.
Las consecuencias económicas de la expulsión han sido muchas veces exageradas, al interpretar que la marcha de los judíos eliminó de la vida social y económica hispana los únicos grupos que podían haber recogido el impulso del primer capitalismo. La situación económico-profesional objetiva de la comunidad hebrea a finales del siglo XV invalida esta interpretación: sólo en las localidades donde los judíos eran numéricamente importantes, los trastornos en el mundo artesanal y de los negocios fueron relevantes. Pero, además de las económicas, no hay que olvidar las repercusiones religiosas de la expulsión: el aumento del número de conversos y falsos conversos y la consolidación de la división social entre cristianos viejos y cristianos nuevos.
Causa de canonización de la Sierva de Dios Isabel I, Reina de Castilla y León
La causa de beatificación de la reina Isabel I de Castilla, la Católica, se inició en 1958 en la Archidiócesis de Valladolid. La causa, avalada por su vida de fe, caridad, sólida piedad, afán evangelizador, austeridad de vida y su lucha por los derechos humanos, concluyó su fase diocesana en 1972 y fue trasladada a Roma para su estudio por la Congregación para la Causa de los Santos. En 1974, con la aprobación de la “Positio super scriptis”, la Reina es declarada “Sierva de Dios”. Después de haber aprobado el examen de los historiadores, con buena nota, aún no ha tenido lugar el decisivo dictamen de la Comisión Teológica, que ha sido pospuesto "para un mayor estudio y reflexión". Si es favorable, su dictamen pasaría a la Congregación de Cardenales y Prelados, que informaría al Papa, para su decisión final, sobre la heroicidad de las virtudes y la declaración oficial de Venerable. En 2002, se dio a conocer un informe médico muy favorable sobre un presunto milagro estudiado en la Vicaría de Roma. De la treintena de milagros y/o favores obrados en personas de distintos países por intercesión de la Sierva de Dios Isabel la Católica, recogidos por el periodista José María Zavala, hay uno de particular importancia por haber sido aportado al proceso. A Roy Yearling, de Michigan (USA), le fue diagnosticado un cáncer de páncreas en octubre de 1998. Su esposa Sylvia y el resto de la familia empezaron a rezar desde entonces con gran fervor la oración a la Reina Isabel todos los días por la completa curación de Roy. Cuando el doctor se negó a hacerle un TAC, argumentando que era perder el tiempo porque Roy iba a morir, la familia encontró un nuevo médico, que le practicó finalmente la prueba el 25 de enero de 1999. Para su sorpresa, el tumor había desaparecido. El doctor no supo qué decir a la familia del paciente cuando ésta fue a visitarle, pues se había preparado para explicarles el crecimiento del tumor y se encontró con que ya no existía. Desde entonces, Roy recuperó todas sus fuerzas y pudo volver a trabajar a jornada completa. La Causa figura en la página 82 del Index ac Status Causarum (Ciudad del Vaticano, 1988): Elisabeth I, Regina Castellae (Madrigal 1451-Medina del Campo 1504), Vallisoletanum. Decr. S. Scriptis 30 Mar 1974, Deput. Relator. 1985., Post. Anastasio Gutierrez. Prot. 1170. Ach. E 31.
TESTAMENTO DE LA REINA — Pulse para ver el video o insértelo en un buscador: video (https://vimeo.com/42543075)
GUERRA CULTURAL
Hay que reaccinar ante el fenómeno de la nueva izquierda, la tendencia a la rehegemonización global del socialismo ateo e inhumano y frente al auge de sus métodos dialécticos (éxito / fracaso), (influencia / indiferencia), (subordinación / insubordinación).
Hay que reaccionar frente a la erosión cultural contribuyendo activamente a la batalla cultural, dinamizando iniciativas en defensa de la Hispanidad, combatiendo la leyenda negra antiespañola y la cristianofobia.
A la guerra intelectual y cultural se suma la guerra económica .
Cuestiones de geopolítica y geoeconomía subyacentes en los fenómenos sociales.
Relaciones internacionales. Una teoría crítica desde la periferia sudamericana. Propuesta de Marcelo Gullo de una teoría de las relaciones internacionales, a partir de una nueva mirada: una teoría basada en una reflexión sobre la insubordinación fundante, que se resiste a entender la región con la perspectiva del centro hegemónico.
EN CONSTRUCCIÓN
DEFENSA DE LA HISPANIDAD
Impulso de las iniciativas ya existentes que trabajan en la defensa de la unidad hispánica que sea posible en estos tiempos: los movimientos reunificacionistas, como el de Puerto Rico; los 'think tank' que elaboran ideas operativas, para alentar iniciativas sociales que trabajan en revalorizar los principios de la Hispanidad; creación y gestión de un instituto encargado de mantener contacto con algunos de los movimientos ya existentes, como Ambas Orillas, Asociación Española de Americanistas, Asociación Asiática de Hispanistas, SEGIB, etc.
EN CONSTRUCCIÓN