BRUTALIDAD DE LAS PERSECUCIONES PROTESTANTES
Según algunos estudios recientes y contrastados, en los territorios que actualmente ocupa Alemania, durante los siglos XVI y XVII, los protestantes ejecutaron a unas 25.000 personas acusadas por brujería, de tener pactos con el diablo u otros espíritus malignos. En Alemania y en los demás países protestantes, los condenados y ejecutados por brujería se contaban por centenares.
Según Roca Barea, en la Europa moderna, se prendió fuego a unas 50.000 brujas. La mitad de ellas fueron abrasadas en territorios alemanes, en Suiza en torno a 4.000, alrededor de 1.500 en Inglaterra, alrededor de 4.000 en Francia. En contraposición, el Santo Oficio español mandó quemar solamente 27 condenados.
Cuando se dice que la Inquisición española era uno de los tribunales que ofrecían más garantías procesales, muy por encima de la justicia civil, significa literalmente que en algunos países como Inglaterra la intolerancia se ejerció sin frenos ni cortapisas legales. Con Enrique VIII y con su hija Isabel I, la persecución de católicos fue brutal. Con la marcha de los españoles el terror se impuso en Inglaterra.
LA CAPACIDAD DE LA INQUISICIÓN PARA INFLUIR EN LA VIDA ESPAÑOLA FUE ESCASÍSIMA
Según los estudios de Lea y Kamen, durante la Inquisición española, apenas fueron torturados entre el 1% y el 2% de los casos que se sometían a investigación. Además, esta práctica tenía terminantemente prohibida la mutilación, tenía prohibido poner en riesgo la vida del reo y era obligatoria la presencia de un médico. Tales precauciones con el condenado no tenían lugar en los tribunales civiles en ningún otro país de Europa. Roca Barea incorpora, a los citados estudios de Lea y Kamen, un trabajo del profesor Halizczer, de la Universidad de Illinois, que añade que si se practicaban torturas para provocar confesiones, no duraban más de 15 minutos.
A diferencia del parecer de los tribunales de la Europa Moderna, el Santo Oficio español, si condenó a alguna bruja, no fue por el delito de brujería, sino por otros crímenes de importancia o más sustantivos. El delito de brujería, a ojos del Santo Oficio español, era considerado como un mayúsculo disparate carente de relevancia. Roca Barea trae a colación la disposición del tribunal de Granada que indica literalmente que “si no median otros delitos, no habrá multa ni confiscación de bienes y sólo habrá penas para la sanación de su alma”.
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EL DESASTRE ESPAÑOL EN CUBA
FUE UNA PARODIA DE GUERRA
Desde las secesiones hispanoamericanas, donde los instigadores fueron los propios políticos y militares españoles, que anteponían sus intereses a los de España. La misma Sociedad Secreta que había facilitado los llamados procesos de independencia en América seguía conspirando en España a finales del siglo XlX. No es una casualidad que tanto el presidente de los Estados Unidos (McKinley) como el presidente de España (Sagasta) fuesen maestros masones del grado 33, y como se sabe, esta secta política de obediencia británica siempre ha estado al servicio de los intereses anglosajones.
España perdió sus últimas posesiones en el Caribe y el Pacífico no por enfrentar a una fuerza militar superior, sino por culpa de los pactos de sus gobernantes, sus reyes y sus élites traidoras. El desastre español en Cuba fue una parodia de guerra. El ejército estadounidense no era superior al español. Por el contrario, la armada española contaba con cruceros acorazados, destructores y torpederos, más grandes y veloces, más marineros y oceánicos, con mejor artillería, mejor dotación y mejor tecnología de guerra.
Lo que aporta el libro de Federico Santaella (1898 Crónica de una derrota pactada) va en la línea de contradecir la historia oficial y narrar la historia real.
"España pactó en secreto la entrega de Cuba con una parodia de guerra en 1898".
Video de entrevista a Federico Santaella, pulsando aquí
Durante su 90 crucero de instrucción (julio 2018), el buque-escuela de la Armada Española rindió un homenaje a los caídos en la Batalla de Santiago de Cuba de 1898. El acto se hizo coincidir en el momento en que el J. S. de Elcano pasaba por el punto más cercano de la batalla y en el día que se cumplía 120 años del combate naval. Con este acto se rindió tributo a los hombres que sirvieron a la escuadra al mando del almirante Cervera, en el crucero acorazado Cristóbal Colón, los cruceros Infanta María Teresa, Vizcaya y Almirante Oquendo, y los destructores Furor y Plutón.
Video reportaje de la ceremonia, pulsando aquí
DERROTA DE LA FLOTA HOLANDESA, EL ENEMIGO BÁTAVO
Uno de los episodios navales más extraordinarios que la España del S.XVII llevó a cabo, en condiciones extremadamente difíciles, fue la defensa de las Filipinas contra el intento de su conquista por una fuerza abrumadoramente superior que los holandeses habían reunido para tal propósito. En efecto, desde antes de la seperación de Portugal de la Monarquía Hispánica, los holandeses ya habían atacado y conquistado diversas factorías y puestos avanzados portugueses a lo largo de las costas del Índico que los lusos no pudieron retener, mal defendidos y muy aislados. En este contexto los holandeses llegaron hasta las islas Molucas, haciéndose en primer lugar con Amboyna en 1605, fundando Batavia (hoy Yakarta) en la isla de Java en 1619, desde donde comenzaron a ampliar sus posesiones.
En 1646, entre Formosa y las ya Indias Orientales Neerlandesas, los holandeses contaban con una fuerza de unos 150 barcos de todo tipo, entre los que se encontraban gran cantidad de urcas y galeones de guerra de gran calidad y muy bien armados. Suponiendo que la conquista de las Filipinas sería un objetivo tan fácil como los anteriores, concentraron una fuerza de 18 galeones de entre 46 y 30 cañones, a parte de otras embarcaciones de apoyo, con los que se lanzarían contra los españoles, que sólo contaban con dos viejos galeones, el “Encarnación”, de 34 cañones, y el “Rosario” de 30, y algunas unidades menores, así que pensaron que sería un paseo militar. Sin embargo, no contaron con la pericia y espíritu combativo de los marinos hispanos, y con la incondicional ayuda que estos recibirían de los nativos filipinos. La fuerza enemiga se lanzó al ataque, pero en una serie de cinco combates a lo largo de ese año, los dos solitarios galeones españoles consiguieron infligir una derrota tras otra a unos holandeses que no cosecharon más que centenares de bajas, y pérdida de barcos y material. Al año siguiente, en 1647, los holandeses hicieron un nuevo intento, esta vez con 12 galeones atacando Cavite, defendida únicamente por el castillo de San Felipe y un único galeón, el “San Diego”, construido en Filipinas y terminado el año anterior. Nuevamente el enemigo bátavo tuvo que retirarse con el rabo entre las piernas y la muerte de su almirante Martin Gertzen, derrotado por las baterías del castillo y el solitario galeón español.
El “Encarnación” y el “Rosario” cañoneando a los buques holandeses. Los comandantes españoles Fajardo y Orella mantuvieron vivo en todo momento el espíritu combativo de españoles y filipinos que lucharon codo con codo.
LOS PERROS DEL MAR
La corona británica financiaba expediciones para la rapiña y el saqueo.
Este video analiza el fenómeno de los corsarios ingleses, simples piratas cobijados bajo la corona británica.
Más allá de un hecho curioso o llamativo, se trató de una estrategia política, que revela claramente los rasgos de acción de la élite de dirección nacional anglosajona.
Enlace: documental
EL QUEHACER DE LOS HISTORIADORES DEBE SER PUESTO ENTERAMENTE AL SERVICIO DE LA VERDAD — Los historiadores pueden falsear los hechos, al servicio de ideologías, pero no deben hacerlo: pueden pero no deben. Este transtorno que consiste en hacer lo que se puede pero no se debe es por desgracia bastante corriente. Tiene su origen en diversos tipos de patología, que se pueden resumir en dos: de origen social (ideologización, cinismo, politización, etc.) y de origen psíquico (frustraciones diversas, alteraciones de la personalidad y deformaciones adquiridas por una educación descuidada). Por consiguiente, es necesario que, por una lado, se produzca un rechazo social y científico de aquellos historiadores que descuidan el gravísimo deber de indagar sobre la verdad completa de los hechos históricos y de los docentes que la transmiten con maliciosas deformaciones; por otro lado hay que individuar y poner remedio a esa especie de neurosis colectiva que se da en personalidades patologizadas que vuelcan su malestar psíquico en forma de ideología; y que no es este el lugar adecuado para analizar o diagnosticar. En la práctica, no resulta fácil separar el trigo de la paja. Los delincuentes deberían sufrir las consecuencias de su irresponsabilidad y de su incompetencia: las han de sufrir en el terreno social, al margen de que las sufran en el terreno judicial. Es decir, una sociedad sana, y los individuos que la integran, deben desplegar los necesarios mecanismos de defensa para rechazar las conductas dañinas —sea cual sea su origen—, llamando a cada cosa por su nombre. A continuación, recogemos ejemplos de manipulación historiográfica, donde se amalgaman datos reales con interpretaciones arbitrarias. - enlace A enlace B
PROHIBICIÓN DE LA ESCLAVITUD — En el siglo XVI, siglos antes de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, siglos antes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siglos antes de la existencia de la ONU, las Leyes de Indias prohibían de manera absoluta la esclavitud.
La Corona española no se limitó a acatar los edictos papales, sino que empezó a promulgar normas que defendían a los pueblos recién descubiertos. Isabel la Católica fue la primera Reina en Europa que adoptó medidas para proteger las propiedades de los indios y prohibir su esclavitud.
En los años siguientes se introdujeron otras normas que continuaron ese mismo camino. Se aprobaron las Leyes de Burgos en 1512, se instauró la figura del “Requerimiento” y se adoptaron las “Ordenanzas para el buen tratamiento de los indios”, publicadas en 1526. En ese mismo sentido, se permitió que las órdenes religiosas criticasen la actitud de los conquistadores cuando cometían abusos, como sucedió con el sermón que fray Antonio de Montesino predicó en Santo Domingo, en diciembre de 1511.
A raíz de la promulgación de las ordenanzas destinadas a proteger a los indios, surgió una polémica en torno al derecho que tenía la Corona sobre los territorios que iba ocupando. La Escuela de Salamanca lideró las discusiones sobre los Justos Títulos del rey, protagonizadas por Luis de Molina, Francisco Suárez y Francisco de Vitoria.
La dificultad de controlar la aplicación de las leyes protectoras, las distancias geográficas y la actitud de algunos encomenderos provocó que, entre 1539 y 1540, aumentasen las quejas ante el monarca. Fray Bartolomé de las Casas presentó al emperador un informe dramático, que serviría de base a la "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", cuyas tesis, sustentadas en datos tergiversados y exagerados rápidamente fueron utilizadas por los enemigos de la Monarquía Hispánica para atacarla. En 1542, Carlos I, lejos de acallar las voces críticas sobre su gobierno, recibió al fraile dominico en la Corte. Como resultado, se promulgaron en Barcelona las Leyes Nuevas. Sus preceptos, muy duros con la figura de la encomienda, obligaban a liberar a los esclavos y a que los indios fuesen tratados como “vasallos” de la Corona de Castilla. Pero, ante las posturas enfrentadas, Carlos I, movido por razones de conciencia, decidió hacer algo inusual: convocó una Junta entre los grandes personajes del Reino para que emitiesen un dictamen sobre la situación de los indios del Nuevo Mundo y sobre la licitud de la dominación española en América. Nunca antes un soberano, voluntaria y públicamente, había organizado un acto de estas características, con el que se ponía en duda hasta la propia legitimidad de su conducta. Tal fue la importancia de esa Junta que se ordenó la suspensión de las conquistas hasta su celebración.
La Junta se reunió en Valladolid, a finales de 1550 y principios de 1551, en el Colegio de San Gregorio. Estuvo integrada por miembros del Consejo de Indias, teólogos, juristas y otras reputadas personalidades. Se encargó al teólogo Domingo de Soto que fijara los términos del debate, que versaría sobre cómo “quedasen aquellas gentes sujetas a la Majestad de nuestro Emperador sin lesión de su real conciencia”. El representante papal, el cardenal Salvatore Roncieri, presidió las sesiones. En la controversia se enfrentaron dos modos antagónicos de concebir la ocupación de América: el de Juan Ginés de Sepúlveda y el de Bartolomé de Las Casas.
La Junta de Valladolid fue el primer gran debate de la historia de la Humanidad en el que se discutió sobre los derechos y la legitimidad de la conquista de otros pueblos y tierras. Ninguna otra nación lo había hecho antes, y ninguna otra lo hizo nunca, no obstante haberse formado grandes imperios. España fue, de este modo, la primera nación del mundo que legisló sobre el Derecho de Gentes (ius gentium) y creo lo que hoy conocemos como derechos humanos y Derecho Internacional.
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LA INTERPRETACIÓN EN EL INMENSO MAGMA DE LOS FENÓMENOS COMPLEJOS DE LA ACCIÓN HUMANA COMO SON LOS QUE ESTUDIA LA HISTORIA - TEORIA DEL CONOCIMIENTO (sobre la certezas de las distintas ciencias) — Crítica al positivismo en economía, según Jesús Huerta de Soto, en sus Lecciones de Economía (Universidad Rey Juan Carlos) — El mundo lo mueven ideas y las ciencias humanas tratan sobre ideas. En las ciencias humanas o sociales, las leyes tratan sobre fenómenos complejos, que no se pueden aislar, que no permiten experimentos de laboratorio. Leyes ceteribus paribus (a igualdad de circunstancias): en el mundo real, nadie es capaz de obserbar nada "ceteribus paribus"; en la historia no se puede decir "ceteribus paribus", no cabe hacer experimentos de laboratorio en los fenómenos que constituyen la historia.
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ES PRECISO UN ENFOQUE DEONTÓLOGICO SERIO DEL QUEHACER DE LOS HISTORIADORES, QUE DEBE SER PUESTO ENTERAMENTE AL SERVICIO DE LA VERDAD — Un historiador no puede falsear los hechos, al servicio de ideologías. Es necesario que se produzca un rechazo social de los historiadores que descuidan el gravísimo deber de indagar sobre la verdad completa de los hechos históricos. Estos manifiestos delincuentes deberán sufrir las consecuencias de su irresponsabilidad y de su incompetencia. Las han de sufrir en el terreno social, al margen de que las sufran en el terreno judicial. Es decir, una sociedad sana, y los individuos que la integran, deben desplegar los necesarios mecanismos de defensa para rechazar las conductas dañinas, llamando a las cosas por su nombre. A continuación, recogemos un ejemplo típico de cínica manipulación historiográfica, donde se amalgaman datos reales con interpretaciones arbitrarias. - enlace A enlace B (pulsar en cada epígrafe para ver su contenido)